Un fenómeno del establishment económico que se presenta como un régimen outsider en
la política, la administración de Milei se caracteriza por su plataforma de gobierno y su discurso
ante los imprevistos de un complejo escenario social e institucional que atraviesa la economía,
la sociedad y el mercado en Argentina. En este análisis, me detengo en la embestidura
presidencial y en las relaciones públicas que el mandatario mantiene en el plano internacional,
con organizaciones y Estados aliados, navegando un entramado de vínculos diplomáticos,
culturales y comerciales en busca de integrarse a un sistema globalizado de competencia libre,
desprovisto de cualquier proteccionismo, regido únicamente por las leyes del mercado, la oferta
y la demanda, y la fluctuación de la macroeconomía.
Milei busca ser elfoco de atención, el centro de cualquier teoría o concepto que desafíe su
modelo: la «Libertad a Cualquier Precio». Sin embargo, esta libertad se ve empañada por
restricciones a la prensa, la censura a medios, y episodios controversiales como el
enfrentamiento con Nacho Viale y la producción del canal, así como la polémica en torno a la
designación de jueces en la Corte Suprema por decreto. En la arena de la comunicación
gubernamental, el espectáculo debe continuar. Un teatro en constante movimiento, con
actores diversos, donde la función se despliega ante una sociedad reprimida bajo un régimen
de orden imperativo que socava los cimientos de la Constitución Nacional y los derechos
fundamentales de protesta, huelga y asambleas. Este ambiente de tensión se traduce en un
universo paralelo, que automatiza la gestión de una hoja de cálculo que deprime el tejido social
de trabajadores, niños, adolescentes, jubilados y pensionados, quienes enfrentan el flagelo de
ingresos insuficientes para cubrir sus necesidades básicas: alquiler, alimentación, transporte,
salud y otros gastos que erosionan el poder adquisitivo de la clase trabajadora.
Es irónico recordar que, al inicio de la apertura legislativa, se mencionó una disminución del
30% en el costo de los alquileres, así como salarios y jubilaciones en dólares, presentando una
fábula de una sub-realidad en la que el mandatario se encuentra inmerso, desconectado de la
verdadera realidad de las calles.
La libertad prometida carece de garantías, con un acceso a la información pública que se
convierte en un uso privado de esa misma libertad que no está disponible para los ciudadanos.
Detrás de esos números fríos hay personas. En la era deMilei, la obsesión por el equilibrio fiscal
y la posible liberación del cepo cambiario coexisten con la expectativa de comunicar datos de
desaceleración de la inflación que no reflejan la economía real en los barrios y en el interior del
país. Las estadísticas omiten aspectos cruciales como la intervención en salud, la inversión en
educación pública y las problemáticas territoriales como la inseguridad, dejando un Estado
ausente que abandona a la población a merced de organizaciones ligadas a actividades ilícitas.
Mientras las inversiones no llegan, la oposición se fragmenta: un sector garantiza la
gobernabilidad al aprobar proyectos de ley, mientras que otro genera incertidumbre sobre el
liderazgo y la legitimidad de la clase popular. La libertad se ve amenazada cuando se vulneran
los derechos subjetivos de las personas, la diversidad y los derechos del colectivo social. En el
Día Internacional de la Mujer, un comunicado del gobierno nacional polariza y deslegitima la
lucha por la igualdad de género y la no violencia hacia la mujer. La historia avanza y no
retrocede. Se avasallan los instrumentos democráticos en un imperio que no sabe cómo
construir poder más allá de una simple noticia en redes sociales. El cambio de rumbo en la
política internacional se evidencia en el abrazo a Volodímir Zelensky, seguido de una distancia
marcada por la decisión del Imperio deDonald Trump, el aliado estratégico delGobierno de
Milei. En el ámbito local, durante la inauguración de sesiones legislativas, el presidente subrayó
su intención de demostrar resultados de gestión, aunque hasta ahora han predominado
conflictos personales y relaciones con figuras del espectáculo.
La construcción del poder dista de la gobernabilidad, poniendo en riesgo la democracia. Se
manifiesta una verbalización hegemónica, feudal, desprovista de contenido pragmático, que se
traduce en un nivel de gravedad institucional inaceptable para un mandatario nacional. El
insulto, el atropello y la barbarie se convierten en la norma, dejando de lado los principios de
civilización.
Por: Lic. Bongiovanni Perna Mario, Doctorando en Adm y Política Pública UNC.
