River Plate venció 2-1 a Internacional de Porto Alegre en el estadio Más Monumental, por la ida de los octavos de final de la Copa Libertadores: Pablo Solari por duplicado convirtió para el Millonario, mientras que Enner Valencia había aventajado al Colorado.
Monumental recibimiento para inclinar la cancha desde antes de que arranque el partido. Temple, paciencia y resiliencia para dar vuelta una historia que se tornó complicada, y sin dejar de mostrar y reafirmar la identidad futbolística que el técnico pretende. Triunfo copero de River, que se quedó corto en el resultado, pero irá a Porto Alegre con la ventaja en la serie.
River volvió a padecer de los dos males que lo acompañan hace años: la pelota parada y la falta de efectividad. Esta vez, claro, ambos tuvieron mérito del rival: Sergio Rochet fue la gran figura del partido, y Enner Valencia, que pisó el área dos veces en los 70 minutos que jugó, y que con eso le alcanzó para sacar a relucir su jerarquía de frente al arco.
El Millonario intentó repetir la fórmula que le había dado éxito contra Fluminense: acompañado por un imponente marco, no dejar acomodar a su rival en el campo y avasallarlo de entrada, pero sin perder el orden en el fondo. Le funcionó porque avisó de entrada y porque el Colorado estuvo incómodo durante varios minutos.
Pero en el primer tiempo, si bien tuvo tres chances, no fueron de esas que River acostumbra: un centro cabeceado por Beltrán por arriba del travesaño, un remate desviado de De la Cruz, y la primera atajada de Rochet, al Vikingo. En tiempo cumplido, la kriptonita: tiro libre de Alan Patrick y Enner Valencia, de cabeza, aventajó al visitante.
El complemento fue un aluvión ofensivo de River y un show de atajadones del arquero uruguayo, que hizo valer cada dólar que pagaron por él: tres tiros de Barco y uno de De la Cruz. También, una volea de Aliendro que se fue rozando el palo. Pero Demichelis movió el banco y en cuestión de segundos encontró respuestas.
Solari, quien se perfilaba para ser titular -finalmente jugó Nacho Fernández-, reemplazó a Enzo Pérez en un cambio ‘gallardista’ y en la segunda pelota que tocó hizo lo que sus compañeros no: meterla. Picó al vacío y, tras un excelso pase de De la Cruz, la cruzó con un fierrazo rasante.
Trece minutos después, fórmula similar: Beltrán se vistió de asistidor y le filtró un excelso pase al ‘Pibe’, que aprovechó una defensa adelantada para irse mano a mano con Rochet y vencerlo con otro disparo raso.
Un buen 2-1 final, corto pero valioso para River, que dio otra muestra de carácter de las que se le pedían y exigían al equipo de Demichelis. Ahora tendrá que aguantar la diferencia en el Beira Río, el próximo martes.