El 18 de diciembre de 2022, Messi consiguió en el Lusail Stadium de Qatar su primera Copa del Mundo
Argentina conseguía su tercer título mundialista 36 años después del segundo, en México 86’.
A la luz de los días y los meses, las cosas suelen tomar una dimensión más trascendente de lo vivido. Con la distancia pertinente entre lo sucedido y lo que recordamos de ello, los hechos se transforman hasta convertirse en una perspectiva de nuestras propias vivencias. Aunque los sabios suelen aconsejar un repaso global de lo ocurrido, la pasión muchas veces no está vestida como tal. Y cuando un silencio de sepulcro se quiebra con un grito de esperanza, ya no hay vuelta atrás.
Hace un año, Argentina vencía a Francia por penales en la definición más apasionante que haya regalado la historia de los mundiales de fútbol. Su desarrollo, cinematográfico, plagado de matices, la convirtió en el partido más fantástico desde Uruguay 1930 a la fecha. Sin temor a equivocarme ni parecer exagerado, ningún otro encuentro sumó tal espectáculo. Alguno podrá, con justa razón, traer a la memoria el Maracanazo de Uruguay ante Brasil en 1950 o la consagración argentina con Diego Maradona en México 1986. Seguramente, junto a otros, estas finales plasman las páginas doradas que los Mundiales nos regalaron, pero no hay alguna que se asome a lo que hizo la Selección de Lionel Scaloni y aquel triunfo perfecto.
La memoria, bajo el prisma de la pasión, como dijimos al principio de esta nota, suele enfocarse en detalles. Y muchos elegiremos el caminar pausado de Montiel hacia el punto penal, toquecito suave de derecha al balón y las manos para preparar el remate. Dramatismo. Suplicio. Millones de argentinos arrodillados frente al televisor…
Pasaron 365 días desde la tercera coronación argentina en la lejana Qatar. Un año desde aquel inolvidable partido en que los hechos se transformaron para permitirnos balancearnos sobre una soga, mientras Lionel Messi sigue gambeteando franceses y el Dibu Martínez se estira hasta el infinito para revelarnos su estratagema inolvidable.