La Familia Reutemann y el Windsurf

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El windsurfista cordobés, varias veces olímpico y vocal desde hace ocho años de la Agencia Córdoba Deportes, siente que podría ser su momento para dirigir el deporte cordobés.

Mariano Reuteman es parte de una familia de deportistas. El abuelo Máximo tomo este deporte como diversión para salir a domar olas del lago San Roque e inmediatamente sus hijos Máximo y Mariano se sumaron y lo tomaron como deporte y actividad principal debido a sus progresos. Ahora ya empiezan a tomar la posta sus nietos Máximo, Martín y Joaquín.

El abuelo Máximo empezó en los ’80 porque se puso de moda, era autodidacta, cuando Mariano pasa a la competencia no fue algo llamativo. Todos están en el agua desde que nacieron y desde los 7 u 8 se subieron a la tabla de windsurf. “Es que recién a esa edad el cuerpo está preparado para manejarla”.

Mariano, sus hijos Martín y Joaquín y su sobrino Máximo están el mundo competitivo en los circuitos internacionales de camino a al deporte olímpico.

Lo importante es saber navegar, algunos van sobre el agua tabla pegada y rebotando en las olas, otros a centímetros y otros flameando entre uno y 15/20 metros con la misma pasión, la pasión por el deporte.

En Córdoba hay una gran cultura de la competencia, que no pasa en otras provincias y otros países. Y si pasa en Córdoba y en Villa Carlos Paz donde hay muchos referentes de la vela y nos vamos nutriendo unos a otros. Martín Berardo, Nahuel Abraham, el “Bata” García Velazco, Gastón Camaño, Máximo y yo mismo. “Este deporte es muy dinámico, divertido, cada vez que uno se mete al agua es diferente, nunca son las mismas condiciones”, acota Mariano.

Mariano resume sus inicios muy simple: “A los 15 años estaba en el equipo olímpico: “ahí tuve grandes maestros; Eduardo García Velazco, “Camau” Espínola, Marcos Galván y a los 16 era campeón del Mundo. A mi más que navegar me gusta competir y eso hace que le pueda dedicar infinidad de horas a entrenar dentro y fuera del agua”.

“Cuando inicié mi camino olímpico me decidí absolutamente por el deporte y yo por la tabla”, arranca diciendo Mariano y continúa, “y no fue fácil, tuve el apoyo de mi padre y de mi madre que permitieron tenga la mente tranquila y enfocada en el deporte. Hice tres años de ingeniería industrial. Pero porque la mirada del mundo sobre el deporte era: con eso te vas a morir de hambre. Era una mirada común sobre el deporte y el arte, por ejemplo. El paradigma era el deber ser. El mandato y si no ibas por ahí tenías complicaciones. Hoy lo primero es ser feliz porque si sos feliz podés llegar a la máxima expresión. Eso no quita que tengas que trabajar, entrenar, estudiar y perfeccionarse. Los países del primer mundo se dieron cuenta que el deporte es transversal”.

Y Mariano acota una experiencia personal: “Mi sobrino Máximo hace kite surf con tabla de snowboard, kristel. Él al comenzar no se encontraba en la tabla y no lo disfrutaba. Es importante transmitirles a los chicos que a veces uno encamina la vida en algo que no le gusta y entonces hay que parar la pelota para buscar lo que a uno le gusta”.

-Vos te pudiste ir a vivir a cualquiera de los principales países del mundo que hacen este deporte y podrías haber conseguido mejores condiciones económicas para tu labor. ¿Por qué no te fuiste del país?

-Sigo teniendo esas posibilidades, pero no, yo elegí vivir en mi país y tengo mi corazón cien por ciento en el país.

– ¿Te influyó algo salir a competir por el país desde muy chico?

-Totalmente. Cuando gané el campeonato del mundo a los 16 años, me marcó para toda la vida ver en Polonia, un lugar tan distante, la bandera argentina, el himno nacional y cada vez que eso pasa revalida los esfuerzos y las decisiones tomadas. A pesar de las dificultades económicas en la competencia y el deporte de élite. Tengo 42 años y compito con chicos de 20 y lo que me puede faltar lo compenso con la experiencia de 26 años en el equipo olímpico.

-¿Cómo supliste la diferencia de estar en Argentina y competir afuera?

-Hice alianzas estratégicas con Canadá, Suiza, otros países que veían gran potencialidad en Argentina y pudimos traer a entrenar acá a los mejores. De hecho, el actual número uno del mundo, el suizo-español Mateo Sanz Lanz se formó en este mismo lago con nosotros. Desde 2008 a 2012 los canadienses entrenaron con nosotros acá e intercambiamos conocimientos. Nosotros le enseñamos a sortear todas las dificultades que se presentan y ellos nos enseñaron la estructura que generan y como administrar esos recursos en torno al deporte.

-¿Cómo fue pasar a ser parte de la administración del deporte?

Mi trabajo en la Agencia Córdoba Deportes también es para mí una gran pasión porque la forma de planificar y organizar que tiene en el deporte de los principales países y la forma de ver el deporte. Uno aprende que no es bueno chocarse con la pared pero que tampoco debe bajar los brazos a la primera dificultad.

-¿Te ves dirigiendo?

– Hace un tiempo atrás no me veía en la conducción porque todavía tenía expectativas en la parte competitiva y eso me planteaba una dualidad y a mí en realidad me gusta hacer las cosas al 100%, por respeto a mí mismo y a la sociedad. Hoy si se están dando las condiciones para que eso pueda ser. También necesitaba aprender más de la función pública y nutrirme de conocimientos de la administración y de cómo dirigir un área tan importante como es el deporte de la Provincia y bajo ese concepto y ese compromiso que tengo conmigo y con la gente no me sentía capacitado. Pero después de ocho años de transitar como vocal de la Agencia en distintas funciones y áreas hoy podría llevar adelante la Agencia Córdoba Deportes.

-¿Qué te gustaría cambiar?

-Muchas cosas, pero sé que es de a poco. En primer término, el reconocimiento y la valoración de los deportistas. La razón de ser de cada integrante de la Agencia, del que limpia hasta el presidente deben ser en función del desarrollo y la planificación del deporte y los deportistas. Que si el deportista se plantea nuevas metas y objetivos no sea una dificultad porque el dirigente no tiene los recursos, sino un desafío. No le voy a tirar del carro porque el carro lo tiene que tirar él pero tampoco hay que ponerle trabas, hay que caminar juntos.

-¿Quiénes son esos actores que pueden colaborar?

-Hay que fortalecer las organizaciones intermedias, son el tejido social que debemos fortalecer. Todos saben y dicen que el deporte es un valor importante de la sociedad, pero la gente no lo lleva a la práctica. Para esto debemos dotarlo de más presupuesto, de más acciones, de mejores especialistas. Los recursos deben estar en tiempo y forma porque si llegan después del evento o le sirven. Partiendo desde el deporte federado ya es difícil de sostenerlo económicamente por una familia clase media.